domingo, 10 de mayo de 2009

Una luz tenue se abre paso a través de la carretera. Grandes pasos acelerados buscan su fin. Un escalofrío recorre mi espalda, y siento ese sudor frío que acompaña a un calor extremado por dentro.
Miro hacia los lados, no veo a nadie. Un impulso me hace no poder dejar de querer mirar hacia atrás y sin embargo mi cabeza no responde, fija, inamovible.
Aun veo mucho camino recto hacia delante, de hecho por mucho que corra no consigo ver el fin.
Me he perdido por el camino, así que he parado a respirar.
Mientras me siento en la oscuridad mi cabeza no ha dejado ni un segundo de dar vueltas. Entre millones, he escogido este camino. Oscuro, desolado... ¿es este mi camino?
No hay más que pensar, quiero ver donde acaba todo esto..
Se ha puesto a llover, más que llover diluvia, he decidido continuar ya que desde aquí no se ven las estrellas y comienzo de nuevo a andar. Esta vez lo hago mas pausadamente, relajada. Me estoy dejando llevar por mis pasos.. levantando la cabeza para que el agua moje mi cara... hace frío, pero yo he decidido que voy a continuar.
Ya no tengo prisa, empieza a gustarme la oscuridad de esta carretera, empiezo a adorar que el agua empape mi cuerpo. Empiezo a creer que una vez en el punto en el que me encuentro el camino es igual de largo hacia delante, que hacia atrás. Solamente que si continuo podré descubrir cosas nuevas, ver a donde puedo llegar..
He decidido quitarme la ropa y caminar desnuda, abrumada por todo a donde quiera que haya de llegar, llegaré.